La mirada cómplice




"Los ojos de Sara nos miran con serenidad, con tranquilidad, casi con dulzura. Nos dicen que está llevando esa turbulenta etapa de la adolescencia sin excesivos sobresaltos. Nos anuncian una mujer reposada, segura, que turbará muchos corazones con esos ojos.

Esa mirada limpia, así como la tersura y el brillo de su piel y de sus labios, que solo se da en la juventud, nos recuerdan cómo fuimos cuando nuestro cuerpo empezaba a abrirse a la vida. Y, quizás, en nuestro corazón algo se mueva. No inútiles añoranzas, sino renovados deseos de empezar cada día a vivir con la mirada clara, con el espíritu sereno y con el goce y el saber dispuestos."